El
pasado 20 de junio no se celebró el día de la Bandera, argentina
por supuesto, para compaginar un fin de semana largo que beneficia
al turismo., una industria virtual rentable, y el día 20 tuvo un
mes previo de promoción para regalarle a los padres en "su
día..." un matete que se pudo componer recién el día 22
con una recordación a Nuestra bandera y algo a su creador Manuel
Belgrano. Como "abuela con babero" menciono la
"gaffe" de mi nietita María Agustina, que cuando
regresó del Jardín le preguntamos ¿Cómo te fue hoy, qué
hicieron de lindo? "Ah, si, hicimos la fiestita de la bandera
y del general San Martín..." le respondo: "no mi amor,
de Belgrano..." a sí, perdón de papá de "San
Belgrano..." en un jardín maternal como diálogo, no existen
errores pedagógicos, pero sí que estos cambios de fechas
perturban un ritmo en el aprendizaje, y nos confunden a los
grandes también y como siempre se prioriza el "Día
de..." en este caso los padres, que siempre conlleva un
dolor; los padres que han perdido a su hijo, los hijos que les
falta el papá por que no está o está preso o es un ebrio o
drogadicto o no tiene la menor noción de pedagogía, para criar a
sus hijitos con amor, dedicación y respeto. O lamentablemente no
hay dinero, ni para regalos y a veces ni aún para comer. ¿Qué
pueden celebrar?... hay muchos padres que gracias a Dios disponen
y de unas décadas a esta parte los padres jóvenes asumen su rol
junto a las madres que a su vez también trabajan fuera todo el
día, entonces el amor de ambos, le responsabilidad de los padres
rodean la evolución del chiquilín y se hace gozoza.
Siempre
que en el afan de dar no se tornen padres permisivos y facilistas.
El mundo, el país, necesita de seres rectos, estudiosos y
trabajadores, siempre o a veces estos méritos son resultado de
una paternidad responsable.
Esta
casualidad cronológica de el Día de la Bandera y el día del
Padre, no se va a dar siempre, pero sería positivo que las
autoridades a quienen corresponde le den prioridad a nuestras
fechas patrias, a los símbolos que enfervoricen nuestro
sentimiento de argentinos. Los padres no son próceres o poetas,
ni políticos. Tal vez ni famosos, pero sí que para sus hijos
tienen que ser lo más importante en su vida o como si lo fueran.
Porque sí, sin un día "de"...
Recuerdo
algo que leí hace tiempo; iba un buque de pasajeros surcando el
mar y de pronto se levanta una tormente aterradora que pone en
riesgo seguro al navío, una señora grita desesperada
"¡¡¡socorro!!!, nos hundimos..." y un niño que esta
cerca le dice muy tranquilo: "no se asuste señora, no nos va
a pasar nada... el capitán del barco es mi papá..."