Tal
como les señalamos, Antih nos expresó que la tarea por él
desarrollada no hubiera sido posible sin muchísima gente y por
eso no era justo que él fuera el centro de una nota así que,
simplemente, se dedicó a hablarnos del Museo Histórico de Gral.
Pacheco y a eso nos remitimos.
¿Es
útil la historia a nivel individual y/o colectivo?
Si
pensamos que lo que nos está pasando, en muchos aspectos
negativos, se podría evitar revisando simplemente el pasado y
deduciendo cómo se llegó a esta situación y cuáles fueron las
consecuencias, y en base a ello no tomar el mismo camino, nos
hubiese evitado situaciones no deseadas, conflictos no anhelados y
consecuencias nefastas, dolorosas, sufridas, etc.
¿Cuándo
nos comienza a interesar lo que ya pasó? Cuando tenemos la
inquietud de conocer si antes, a nuestros mayores les había
pasado algo parecido. Al darnos cuenta de que los antepasados son
parte activa de nuestros días, que mucho de ellos está presente
en nosotros. Entonces vislumbramos que hay una simbiosis entre lo
que fue, lo que es hoy y lo que será.
Muchas
veces necesitamos demostrar ese fenómeno, y apreciamos que una
imagen, un objeto, una escritura, valen más que mil palabras.
Corría
1988, un grupo de vecinos se hizo estas preguntas y también
obtuvieron esas y otras respuestas, y ayudados por antiguos
pobladores y jóvenes inquietos en conocer su origen, y en lo
posible vislumbrar el futuro, se animaron a reunirse para hablar
de nuestra historia, pero también para escuchar experiencias y
para unirnos en una tarea que muchos deseaban realizar y
consideraban importante, pero individualmente tenían dudas de la
utilidad de esos pensamientos.
Las
exposiciones de fotografías y documentos fueron el lazo de unión
de todos los que de alguna forma conjugaban el mismo verbo:
preservar.
Pero
luego surgió la necesidad de poseer un sitio para depositar
muchas de esas vivencias y objetos impresindibles para que el
trasvasamiento generacional no sea brusco ni traumático.
Los
lugares apuntados fueron varios, pero al momento de la gestión
salió a relucir la actitud egoista de algunos sectores que
pensaban que la historia era algo lejano, que no ocupaba lugar y
que ni sabían para qué servía y a veces hasta les molestaba.
Nuestra
ciudad había tenido sus antecedentes museísticos; en la estancia
El Talar había funcionado uno por muchos años, de carácter
privado con elementos que fueron del Gral. Ángel Pacheco en una
de las dos alas que habitara nuestro prócer. En 1980, antes de la
trágica muerte del último de los Pacheco, éste se disponía a
realizar el último loteo y quería disponer como solar histórico
el Castillo, las Caballerizas y la Casa vieja, o sea la casa del
General. Lástima... hoy estaríamos disfrutando de esos sitios,
génesis de nuestra cultura, ampliamente, sin proscripciones y con
la seriedad y respetos que los mismos merecen.
También
el fogoso y duro Améndola di Tabaldi, desde su puesto de
sacerdote de la Purísima, advirtió que nuestra historia, rica en
antecedentes, no le iba en zaga a ninguna, por ello dio la
denominación de Templo y Museo, y a todos les pareció correcto
en la época del ´50. Si bien llamó la atención el lugar
conseguido, no fue sorpresa que la ciudad de Gral. Pacheco
inaugurara su Museo en 1995, es que había antecedentes de sobra,
como quizás no tuviese otro pueblo bonaerense. Se conmemoraban
los 200 años del nacimiento de Don Ángel Pacheco, la fiesta fue
completa por la cantidad de descendientes del prócer y por el
público y autoridades presentes.
Pero
unos meses antes, los que habían luchado por el lugar, tenían su
premio: el Ministerio de Economía otorgaba el predio en tenencia.
Por eso con la apertura del Museo, comenzaba la etapa de
consolidación de la institución y hoy, el Museo y la Asociación
ocupan un lugar dentro del diario trajinar del pueblo. Ya no
podemos imaginar Gral Pacheco sin su Museo Histórico, ni que
falte el avión en el parque y menos que en alguna nota o
comentario no se hable de la historia, de nuestra historia local.
Tampoco podríamos prescindir de las visitas guiadas a la
Parroquia y a la Estancia que se realizan anualmente. ¿Cuántas
cosas más podríamos realizar? Muchísimas. Lo que nuestra
imaginación no permita. Falta que un duende nos diga: allí
está, úsalo, desarróllalo, aprovéchalo, es tuyo, es de todos,
es de la comunidad. Haz de él el centro cultural que nos
merecemos. Tu aporte es fundamental, de la pluralidad de ideas
sale siempre la idea rectora, fuerte, la que mira el futuro.
Esto
que comenzó como una idea de algunos pocos a las que muchos
adhirieron, terminó siendo el trabajo de familias enteras que
aportaron su esfuerzo, parte de su descanso y mucho de su dinero
tras esa quimera que no era de oro pero que al frotarla relucía
como tal.
Hoy,
a 16 años de ese comienzo, muchos nos preguntamos cómo llegamos
hasta aquí, pero también quisieramos que la meta sea mayor, el
esfuerzo pasado no parece sentirse, cerramos los ojos y nos vemos
en un amplio e iluminado Museo, con su patrimonio puesto en valor,
su archivo histórico digitalizado, lo mismo que su
documentación. La Biblioteca histórica de consulta repleta de
volúmenes, las salas acondicionadas para que los investigadores
desarrollen sus tareas cómodamente, el parque con flores y el
avión, restaurado, engalanando el césped. Y no es todo, ¿no es
cierto?.
Vaya,
juntos se puede hacer. Con trabajo y esfuerzo los sueños se hacen
realidad.
Agradecemos
a todas las familias fundadoras, a las que se acoplaron, a los
profesionales que aportaron sus conocimientos, a los participantes
de nuestras actividades a todos los que alguna vez hablaron del
Museo. A todos los habitantes de Pacheco y a los que lo conocen,
les decimos que ya se han abierto los ojos y ese sueño que
hablamos será la meta para los próximos años.