Es
la máxima diversión de los ingleses, y se remonta al Siglo XIII.
Pese
a muchas prohibiciones que sufrió de varios Reyes, por
considerarlo un pasatiempo impropio de buenos guerreros al punto
de casi desaparecer, a fines del S. XVI volvió a surgir.
En
1661 se fundó la Asociación de Cricket de Saint Albans y en 1700
nació el Club de Londres. Pronto fue practicado en las colonias,
y luego en el mundo entero. Aunque en la mayoría del mundo es
sólo un juego de aristócratas.
La
pelota tiene 8 cm. de diámetro, es de corcho y algodón,
recubierta de fuerte cuero rojo. El mazo tiene 1 m. de longitud y
11 cm. de ancho. El campo de juego, recubierto de césped, tiene
una superficie de 6 a 7 hectáreas.
Listo
el terreno, se plantan a 20 m. uno otros dos rastrillos formados
por 3 estacas de 70 cm. de largo, y tan próximas, que si en ellas
entra la pelota, sale con dificultad.
Los
equipos constan de 11 jugadores. Junto a cada rastrillo se colocan
dos jugadores; uno de ellos va provisto de una pala y tiene por
misión evitar se introduzca la pelota lanzada por el jugador del
equipo contrario. El otro jugador intenta introducir la pelota en
el rastrillo contrario.
En
1844 el Cricket fue declarado legal, y evolucionó convirtiéndose
en un gran espectáculo. Se organizaron campeonatos y ligas,
aparecieron grandes figuras como: Lord Harris, Wacker y Hornley;
entre otros.
En
las escuelas públicas, privadas y universidades hay muchos clubs
y equipos. Muchos jugadores obtienen poco beneficio económico,
pero son elevados al rango de la nobleza como Don Bradman o Len
Hutton; entre otros.
Un
juego para un país y una clase social determinada, que no está
de más conocer.
Leonardo
Díaz