En
la edición anterior publicamos un artículo -decir cuál no hace
al caso ni aporta nada- que me costó perder una amistad, o lo que
yo creí que era una amistad; y un más que importante beneficio
económico.
La
realidad es que no pensé en que yo podía perder algo, ya que en
mi mente está muy grabada mi misión como periodista, sin mirar
lo que puedo perder.
Si
sé que lo que escribo es verdad y con ello ayudo a la comunidad
no me importa si atenta contra los bienes económicos.
La
verdad y el compromiso con el vecino siempre fueron las banderas
que utilicé desde que soy periodista, y el sello de este
Periódico. Sino, escribiría una revista de modas o una infantil
-sin desmerecer dichos géneros-. Pero sin dudas no me saldría,
por lo cual debería cambiar de oficio.
En
conclusión, cuando argumenté esto mismo me dijeron: "no
me vengas con puritanismo pelotudo".
La
verdad y el compromiso son llamados "puritanismo
pelotudo". Obviamente no todos tenemos los mismos valores en
la vida.
Sobre
"puritanismo" el diccionario dice que es lo que profesa
una persona con gran austeridad de principios. Creo estar MUY
lejos de ello, y los que me conocen lo saben más que bien. Y ni
levemente soy un riguroso observador del Evangelio. Más
precisamente, soy agnóstico.
En
cuanto a lo de "pelotudo", no figura en el diccionario
-al menos en el mío-, y pese a que podría hacer un análisis de
esto, no lo haré.
En
conclusión, sufro de una grave enfermedad: Puritanismo Pelotudo,
que a los 38 años no se me va a curar, moriré con ella.
Afortunadamente.