EXPERIENCIAS: Victoria Etchart

     AÑO XVI - NUMERO 167 - FEBRERO DE 2008    


¡Agua Grande!


Como cada vez que organizo un viaje a las Cataratas del Iguazú, no puedo dejar de pensar en lo increíble de aquella maravilla de la naturaleza que volveré a ver.

La primera vez que viajé a Cataratas tenía 10 años, hoy 20 años después y con más de 10 viajes al mismo lugar, me siguen pareciendo un espectáculo imponente.

Así fue que el 14 de enero, junto a Ricardo, estábamos en el Aeropuerto Jorge Newbery en Buenos Aires y una hora, y cuarenta minutos después arribamos al aeropuerto internacional Iguazú, en la provincia de Misiones.

Si, es cierto, enero no es la mejor fecha para recorrer las cataratas, debido al extremado calor pero bueno, yo ya he viajado en todas las estaciones y la infraestructura hotelera está preparada para las elevadas temperaturas, y cuando me comentaron la posibilidad de este viaje, sin dudarlo, armé la valija y partí.

Las cataratas del Iguazú se extienden a lo largo de 2700 mts y conforman 2500 km2 entre Argentina y Brasil de selva protegida. En ambos países declarados parques nacionales y por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad. Se forman en una falla geológica producida en el Río Paraná que hizo que al juntarse con el Río Iguazú se convierta en una cascada de unos 80 mts de caída, que según el caudal llega a los 1500 metros cúbicos de agua por segundo.

Como nuestro lugar de alojamiento era en la ciudad de Foz do Iguaçu, Brasil, tomamos una transfer (que nos costó $ 8 a cada uno) del aeropuerto hasta la terminal de ómnibus de Iguazú en Argentina (22 km) y ahí hasta Foz la opción es taxi ($ 50) o Bus de línea ($ 5), nosotros elegimos la opción taxi.

Una vez en el hotel, ya eran cerca de las once de la mañana y decidimos cruzar a Ciudad del Este, en Paraguay, zona conocida como la "triple frontera" ya que se unen ahí los límites de Argentina, Paraguay y Brasil. Digamos que como "atractivo turístico" esta ciudad es una zona de libre comercio donde se consigue lo que guste, desde perfumes hasta electrónica, pasando por cosméticos y bebidas alcohólicas, todo obviamente sin impuestos. Pero claro, hay que tener en cuenta siempre, las restricciones aduaneras.

Cruzar el "Puente de la Amistad" que se encuentra sobre el río Paraná y une las ciudades de Foz y Ciudad del Este, no es tarea fácil, caminando son unos 1500 mts y dos aduanas, otra opción es el transporte público o el taxi (que fácilmente puede llevar más de una hora) y hay un método bastante innovador… las "Motos Taxi" (obviamente muchísimo más rápidas y peligrosas).

Luego de un recorrido de más de dos horas con más de 40º de temperatura y yo tratando de controlar mi adicción por la electrónica, decidimos volver al hotel, dormir una siestita y zambullirnos en la pileta. Al día siguiente nos esperaba lo que realmente íbamos a ver "las cataratas".

Así fue como a la mañana siguiente nos levantamos, desayunamos y partimos con destino al El Parque Nacional do Iguaçú en Brasil. Ahí otra vez las opciones ir en transfer (con un costo de 30 reales cada uno, o sea casi $ 60) o en colectivo (por 2 reales, menos de $ 4), la elección no fue muy difícil, y como los colectivos andan con mucha frecuencia, en menos de una hora estábamos en la puerta del parque.

Una vez dentro del parque, se sube a un bus panorámico, que mientras recorre el camino de ingreso al sector de las cataratas va haciendo diferentes paradas con propuestas como rafting de 4 km por el río Iguazú, arborismo (canopy) con distintos niveles de dificultad y rapel donde se descienden unos 50 mts con vista a las cataratas. El final del recorrido es en el Hotel das Cataratas donde comienza un sendero de 1200 mts de pasarelas por la margen derecha del río Iguazú.

Una vez, me dijeron que en Brasil, las cataratas se ven y en Argentina… las cataratas se viven..

Y realmente cada vez me convenzo más de que esto es una realidad, el recorrido en el lado de Brasil, lleva aproximadamente una hora y media. Donde no solo se puede apreciar la vista a las cataratas, sino que también uno va acompañado de una gran variedad de mariposas multicolor, una flora exuberante y muchos turistas.

Luego de hacer todo el recorrido, con Ricardo nos volvimos a subir a un colectivo y de nuevo al hotel, a dormir la rigurosa siesta. Después disfrutaríamos de la pileta, y al finalizar la cena, a dormir temprano… porque al día siguiente, nos esperaba... "Cataratas Argentina"

Bueno, a la mañana, salimos y averiguamos nuevamente los medios de transporte que nos podían llevar al parque y nuevamente las posibilidades de transfer por 120 reales cada uno o colectivo por un total de 14 pesos entre ida y vuelta…¿se imaginaran cual fue la elección?. En la terminal de ómnibus encontramos una pareja de argentinos que estaban en nuestra misma situación o sea, no tenían idea de cómo llegarían al parque, pero bueno, entre todos, a algún lado íbamos a llegar.

En Argentina el recorrido por las cataratas no lleva menos de 6 hs. ya que la extensión es mucha y se divide en tres circuitos: superior, medio e inferior.

Con el tema del "turismo ecológico" en el 2001 se inauguró un tren a gas que entra en la selva para que todos los turistas tengan contacto directo con la naturaleza pero no la dañen. Este tren tiene tres estaciones: Estación Central (que es el lugar desde donde se accede al tren y se encuentra al ingreso del parque); Estación Cataratas (donde comienzan y confluyen los circuitos superior e inferior y el sendero verde); y finalmente la Estación Garganta.

Los cuatro juntos entramos al Parque Nacional y recorrimos los 500 mts que separan el área de acceso y acreditación y la Estación Central donde tomamos el tren que nos llevaría a la Estación Garganta. Ahí nos bajamos y emprendimos el recorrido de 1130 mts de pasarela que desembocan en la imponente "Garganta del Diablo". Cuando uno llega a ese lugar ve esa caída de agua de más de 150 mts de ancho y 80 de alto, y ahí flameando la bandera Argentina, la emoción es tal que por más que haya ido ya muchas veces, la sensación se renueva. Nos quedamos allí como media hora, admirando esa maravilla de la naturaleza. El regreso fue por la pasarela hasta llegar nuevamente a la estación de donde parten los demás circuitos.

Después de haber visto la Garganta del Diablo, nos dirigimos a realizar el "Circuito Superior" el cual permite una vista panorámica de todos los saltos, a lo largo de ese circuito se encuentran 6 miradores y áreas de descanso que permiten observar desde arriba las caídas de agua de varios saltos. Ese es el recorrido más corto 650 mts de extensión, luego se emprende el camino hacia el circuito inferior. Con mi compañero de viaje, estábamos a punto de derretirnos del calor así que hicimos una parada obligada a comprar agua y seguimos nuestra caminata.

El circuito inferior permite el recorrido más íntimo por las cataratas ya que te introduce por debajo de algunos saltos, es un camino circular de 1700 mts. Este circuito lleva también al puerto para aquellos que deseen embarcar y hacer una travesía en gomón por debajo de algunos saltos y llegar hasta la Isla San Martín, un lugar maravilloso, donde uno puede pasar el día, pero en este caso, el acceso a la isla estaba cerrado debido a que el río estaba demasiado caudaloso, y por lo tanto, y por prevención, no permitían este paseo.

El "Sendero Verde" no fue un lugar que contara con nuestra presencia, ya que al llegar a ese punto el calor nos estaba cocinando y no nos daban las energías para hacer el recorrido de 600 mts. por dentro de la selva. Muy bonito, pero yo ya lo hice muchas veces, así que ahí emprendimos nuestro regreso a la Estación Central.

Otras cosas que ofrece el Parque Nacional Iguazú es safaris ecológicos y fotográficos, byking, paseos en lancha, rafting por el río Iguazú, trekking, proyección de filmes, exposición de obras artísticas de aborígenes y artistas plásticos de la región y por supuesto es imposible dejar de mencionar la exuberante flora y fauna que nos acompaña durante todo el recorrido.

Después de tantos viajes siempre parece que uno ha hecho todo, pero yo siempre me reservo algo como excusa para poder volver, y lo que me debo es el "recorrido a la luz de la luna" que se hace exclusivamente los días de luna llena de todos los meses, así que... habrá que volver.

Al día siguiente lo pasamos en la ciudad de Puerto Iguazú (Argentina) donde nos agobiaron los casi 40º de temperatura y el porcentaje de humedad y a las 18 hs. tomamos el vuelo de regreso a Buenos Aires.

Gracias Ricardo por ser un excelente compañero de viaje y por demostrar ser un gran amigo.

Este relato está dedicado a Guille, quien en este viaje, nos acompañó desde otro lugar.

 

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ACTUALIZADO: Thursday, 28 de February de 2008

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