CARTA DE LECTORES: Alejandro Sicardi

     AÑO XIV - NUMERO 140 - JULIO/AGOSTO DE 2005    


La doctocracia


Sr. Director:

-Ahora recuerdo que ese del contrato, era uno de los puntos importantes y sobresalientes de vuestro sistema, al que llamamos doctocracia, además, se basaba en la necesidad de que los gobernantes hicieran un estudio en Salamanca como los médicos y los licenciados en leyes. Tendrían que adquirir conocimientos suficientes e idóneos para regir a los pueblos. Dijisteis, en aquella oportunidad, que no sería difícil organizar los planes de estudio, y que los funcionarios se elegirían según los promedios y las notas que alcanzaran en sus asignaturas. También existía una cláusula por la que serían examinados al terminar sus mandatos, y otra que establecía, incluso, que éste sería interrumpido, si no cumplían con lo estipulado en el convenio previamente firmado; y que hasta serían penados, multados y sancionados.

Tenían que respetar lo prometido en el tratado, no sólo con respecto a las metas y objetivos, sino a los tiempos establecidos. Una característica propia de vuestro sistema consistía en que no habría diferencias entre la gente, todos serían iguales no existirían fueros ni privilegios, lo cual me pareció muy justo. Otra cuestión importante era la abolición de los impuestos: el gobierno sería autárquico, vale decir, que debía ser capaz de generar sus propias rentas a partir de industrias, haciendas y servicios. Dijisteis que, si siempre los pecheros habían podido ganarse la vida trabajando para ellos mismos, y, al mismo tiempo para los monarcas, los nobles, los corregidores… manteniendo y pagando sus lujos, y su riqueza; bien podrían los gobernantes, con las ventajas de su condición y, en este caso, de sus estudios, generar rentas para pagar sus propios sueldos y administrar el país.(…)

La doctocracia sólo podrá establecerse, cuando los hombres resuelvan sentarse a una mesa para convenir la mejor manera de organizarse solidariamente. No es éste el caso. La Corte se está reuniendo para ver cómo explotarlos mejor. Los ciudadanos de esas comarcas quedarán reducidos a una disfrazada servidumbre. Bastante triste; por cierto, pues el esclavo creerá que es el amo, cosa que habitualmente sucede en las democracias.

-¡Voto a tal! Habláis con mucha serenidad de un tema que, en verdad indigna.

-Si se pudiera hacer algo...

-¿No es posible que, dentro de ese sistema representativo, ideado por los griegos, la gente pueda mejorar su condición?

-En la democracia el pueblo no vive en mansiones, sino que lo hace a través de sus representantes.

El texto ha sido tomado de las págs. 285 y 329 de mi libro "El Caballero Hernán y el Adversario Invisible". Novela histórica, en la España de los Reyes Católicos, presentada en auditorio Borges de la Biblioteca Nacional.

Alejandro Sicardi

Médico-Escritor

Docente de salud mental de la

Facultad de Medicina de la UBA

www.sicardialejandro.com 

 

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ACTUALIZADO: Tuesday, 19 de September de 2006

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