A
través de un mensaje lanzado al cyberespacio se conformó, desde
octubre de 2001, un grupo de amantes de la vida en la naturaleza
que nos autodenominamos "Andinautas" jugando con la
mezcla de lo que nos gusta "las montañas" (que tienen
su máxima expresión en los Andes) y el medio por el cual nos
contactámos: internet (internautas).
Pero
este grupo usa la tecnología como medio, se da la paradoja de que
"los últimos avances" nos sirven para conocernos,
intercambiar información, estrechar lazos ¿y todo para que?...
finalmente para "ir a la naturaleza".
O
sea que si bien somos una especie de "club virtual"
tenemos una actividad "tan real" que la disfrutamos en
contacto con la naturaleza.
Así
fue que se organizó la primera salida en diciembre de 2001: una
remada por el río Gualeguay, Entre Ríos (que ya fue motivo de
una nota en esta misma sección).
Así
se organizó la "I Expedición Andinauta a Los Gigantes
-Córdoba-", en febrero de 2002.
En
banda para allá
Partimos
el viernes 15 de febrero a la noche. El transporte lo puso José
Luis Escudero y Gonzalo Pérez (los amigos de Lasercop). En
Pacheco subimos Bárbara y yo, en Tigre Gabriela y Dolores, en
Márquez y Panamericana Manuel y en Puente Saavedra subieron Diego
y Marcelo.
Viajamos
hacia allá toda la noche y llegamos a Villa Carlos Paz a primera
hora de la mañana donde encontramos a José Luis que, con Sirene
y Agustina, venían de Gualeguay y Juan Manuel, Fernando y
Graciela que llegaron en bondi de Buenos Aires.
Allí
nos fuimos el grueso en la camioneta y el resto en el auto de
José Luis "el gualeyo".
Así,
luego de las compras de comida (¡qué forma de comprar comida!),
cerca del mediodía, llegamos a la estancia El Batán que había
gestionado a muy buen precio Marcelo Gutiérrez.
Esta
estancia está al pie de Los Gigantes, en el camino a la antigua
mina de uranio.
El
día que llegamos nos fuimos a caminar por allí cerca y enseguida
encontramos unas paredecitas donde tirar las cuerdas y escalar un
rato.
No
pasó mucho tiempo hasta que un par de curiosos cóndores vinieran
a ver qué hacíamos allí.
Esa
noche tuvimos un gran asado (la estancia estaba a nuestra
disposición y, aunque no tenía luz eléctrica, disfrutamos de
colchones). El equipo de asadores estaba encabezado por Diego, con
asistencia de José Luis "el bonaerense" y Juan Manuel.
Caminata
a los Lisos
El
domingo 17 amaneció feo pero eso no impidió que decidiéramos
realizar una caminata para entrar en Los Gigantes por el conocido
valle de Los Lisos.
Si
bien estuve 4 veces anteriormente en estas sierras, nunca lo
había hecho por este lado y me habían dicho que era muy lindo...
y era más lindo de lo que creía.
Por
este valle se encuentra mucha más vegetación que por donde uno
suele ascender ("la rotonda") lo cual demuestra, sin
dudas, la erosión a la cual ha sometido el hombre a esta zona.
Además
Los Lisos son más protegidos del accionar del ganado y entonces
se encuentran muchos más tabaquillos que, en la zona de los
refugios, están siendo recuperados por la gran labor del
biólogo-andinista Daniel Renison y compañía.
Este
valle ("Los Lisos") se lo llama así porque tiene gran
cantidad de paredes "lisas" (en realidad no lo son
tanto) y muy buenas para practicar escalada.
Ese
día caminamos mucho, hicimos un almuerzo (resto del asado de la
noche anterior) en una especie de "balcón natural" en
la cuesta de ascenso y luego llegamos a una parte alta, abierta,
atravesada por el arroyo que era un lugar estupendo. Allí
decidimos detenernos para practicar algo de escalada con técnica
de "asegurado desde arriba" y rappel (descenso por la
cuerda).
A
la tardecita comenzamos a volver ya que José Luis, Gonzalo y
Manuel regresaron a Bs. As. ese domingo.
Los
días de lluvia
El
lunes ya de madrugada comenzó lo que sería una constante durante
tres interminables días: la lluvia copiosa.
Fue
una de esas ocasiones en la que uno no puede creer que llueva
tanto. Como teníamos muy buenas instalaciones, cocina y hasta un
hogar tan grande que lo usábamos para poner una pequeña
parrilla, durante esos días nos dedicamos a charlar, conocernos
(después de todo pocos nos conocíamos antes de esta salida) y
disfrutar de ver los leños quemarse.
Sirvió
para hablar mucho de montañas, salidas, vivencias y escuchar las
historias del bahiense Juan Manuel cuando de chico le gustaba
andar por los cementerios de algún pueblo del sur de la
provincia.
Lo
más tedioso era el tema del agua pues había que ir a buscarla al
arroyo que estaba como a 200 mts. y era un poco molesto en el
momento en que llovía mucho.
Por
lo demás se disfrutó mucho de las charlas y el compartir.
Nuestras
comidas siguieron siendo sustanciosas, para eso se habían hecho
buenas compras en Carlos Paz y el contador oficial, Diego, llevaba
las cuentas al mínimo detalle.
Se
dice que la ansiedad se mata comiendo... pues estábamos ansiosos
por meternos a las sierras y el tiempo no lo permitía así que...
nos dedicamos a comernos todo.
Algún
paseo
Una
de esas tardes aflojó un rato la lluvia y nos permitió salir a
dar una vuelta, lo suficiente como para que algunos hiciéramos
pic-nic al lado del río luego de caminar un rato y otros
encontraran una gran pared en la cual instalar un rappel de 15
metros que descendía justo sobre el arroyo.
Fue
una buena tarde y sirvió para que los que se iban en la segunda
tanda no lo hicieran con las manos vacías.
Así
fue que el martes 19 se fueron José Luis, Sirene y Agustina hacia
Gualeguay y Marcelo, Fernando y Graciela a Buenos Aires.
Los
que nos quedamos teníamos planes muy concretos.
Fuegos
artificiales
Del
grupo original quedábamos ya tan solo Bárbara, Gabriela,
Dolores, Diego, Juan Manuel y yo. Bárbara con experiencia en esto
de andar en sierras y montañas, las otras chicas totalmente
novatas.
El
miércoles por la tarde el tiempo dio señales de cambiar y nos
regaló un atardecer increíble que mezclaba el color fuego, que
en Los Gigantes alcanza una intensidad increíble y un show
impresionante de rayos y relámpagos que los veíamos
"debajo" de nuestra altura, hacia la zona de Carlos Paz
(que estaba a unos 60 km.) ya que la tormenta se dirigía allí y
nos dejaba a nosotros el cielo despejado luego de varios días.
Era
un espectáculo único, fantástico ver la terrible energía
natural desatada de esas nubes.
Esa
noche tuvimos una buena cena (¡bah!, como en las anteriores) y
nos preparamos para partir temprano al día siguiente.
Las
nubes en los lisos
El
jueves 21 de febrero nos internamos nuevamente, como el domingo
anterior, en el valle de los Lisos, pero esta vez con toda nuestra
carga y eso se notaría con el paso de las horas en la caminata de
las inexpertas.
Casi
7 hs. nos demandó hacer el recorrido desde la estancia hasta
donde finalmente acampamos, debajo de la llamada fisura del Tío,
una de las zonas más visitadas pero que, debido a la cantidad de
días de lluvia, no tenía absolutamente a nadie.
En
el trayecto, en un momento se debe cruzar un filo hacia un lado y
luego regresar al valle. En ese preciso instante nos envolvió una
nube que no nos permitía ver más allá de 5 mts. De cualquier
forma nunca perdimos la orientación aunque sí dudamos, pero
revisamos hacia un lado, hacia otro y, preventivamente nos
adelantamos Juan Manuel y yo (manteniendo siempre contacto, por lo
menos sonoro) hasta que reconocí el lugar, casi al comienzo del
valle, donde había acampado en la lluviosa Semana Santa del '99,
cuando fui con mi amigo Fabián Defazio y gente que llevó en esa
ocasión.
Fue
así que, lentamente (Gabriela ya manifestaba no sé qué problema
en su tobillo y ya extrañaba la ciudad), llegamos al lugar de
campamento.
El
mogote y... la pared
El
viernes nos decidimos a recorrer la zona ya que, salvo yo, nadie
conocía. Las chicas sin experiencia decidieron que lo del día
anterior había sido mucho y se quedaron asi que partimos
Bárbara, Juan Manuel, Diego y yo y ascendimos la cuesta de
Gimenez para aparecer al valle de los refugios (están allí el de
los Clubes Andinos de Córdoba y Villa Carlos Paz) y luego
dirigirnos al mogote de 2405 mts. que marca la principal altura de
Los Gigantes.
Allí
arriba, tirados panza arriba y disfrutando de la linda jornada,
nació la idea de organizar una expedición Andinauta al Domuyo
(se concretaría en noviembre y participaríamos Bárbara y yo,
pero se los cuento en otra).
Allí,
y finalmente accediendo a los deseos de Diego, nos dirigimos al
conocido cerro de la Cruz y, para nuestra sorpresa no había
absolutamente nadie. Claro... tantos días de lluvia seguidos.
Así que se nos planteó la curiosa circunstancia de tener toda la
pared para nosotros solos pero como nunca hay felicidad
completa... nos faltaba equipo.
Con
la cuerda de 30 mts. que nos había dejado Gonzalo, tres express y
algunos mosquetones de seguridad (¡menos mal que teníamos los
arneses!), aprovechamos que la pared está equipada y pudimos
hacer un par de largos para luego descender rapelando.
No
dejó de tener su emoción la cosa cuando un paso muy largo entre
chapa y chapa no permitía asegurarme y, en el caso de caída, iba
a producir un péndulo con el cual quedaríamos rebotando Diego y
yo como el legendario tiki-taka.
El
asunto fue que con la sombra ya sobre nosotros descendimos y
regresamos a nuestro campamento para la cena que, por supuesto,
las chicas no habían preparado.
El
regreso
El
sábado bajamos hasta donde pasa el colectivo y mientras algunos
consiguieron que los lleven a dedo (casualmente el hermano del
también Andinauta y conocido montañista mendocino Gabriel
Cabrera) otros nos tomamos el bondi.
Una
vez en Carlos Paz teníamos que hacer tiempo y Diego consiguió
que pudiéramos ir al Club Italiano donde usamos las duchas,
comimos en el buffet y les dí a quien se me ponía delante unas
clases de ping-pong (a pesar del empecinamiento de Juan Manuel en
ganarme) y con Bárbara también fuimos la dupla ganadora al
metegol.
Llegó
la noche y nos dirigimos a la terminal donde nos tomamos el
colectivo de regreso a nuestros hogares luego de una semana muy
particular que nos demostró que, aún en un lugar "tan
conocido" como Los Gigantes uno puede encontrar siempre
"la vuelta" para hacer lo "no tradicional" y
disfrutarlo plenamente.
Mauricio
Bernardo Bianchi
elandinista@yahoo.com.ar
PARA
VER VIAJES EN LA RED
Varios
de los relatos de "Experiencias" que han
enriquecido las páginas de la Revista "EL
DISTRITO" están publicados en internet. Se
trata de vivencias de viajeros pero no de los típicos
circuitos turísticos. Se cuentan viajes distintos,
viajes que tienen a veces un ingrediente de aventura,
en otros casos una descripción de una actividad
deportiva no común (trekking, montañismo, esquíes,
etc.) o el descubrimiento de una cultura y formas de
vivir que son extrañas o distintas a las nuestras.
Estas
historias son, generalmente, de nuestro director pero
también de otras personas y, por supuesto, se invita
a participar contando el suyo.
Ud.
puede ingresar a sitios en los cuales encontrarán
relatos ya publicados pero con la ventaja de poder
apreciarlos más en extenso y ver las fotos en
colores.
Ingrese
a:
www.alborde.com.ar
Aquí
se debe entrar a "Trekking" y allí podrá
leer "Una travesía con raquetas y esquíes"
y "Unos Gigantes pasados por agua".
www.lasalida.com.ar
Aquí
se debe entrar a "Experiencias" y allí podrá
leer "Expedición a las Nacientes del
Amazonas".
www.aventurarse.com
Aquí
se debe entrar a "Historias de aventureros"
o "Trekking". Allí se podrá leer "Una
travesía con raquetas y esquíes", "Del
Mascardi al Hess: una travesía otoñal", "Por
la cordillera de Chile a Argentina -I y II-",
"Expedición a las Nacientes del Amazonas -I y
II-" y "Tigrenses en el
Aconcagua".
www.andinautas.fwd.com.ar
Aquí
se debe entrar a "Trekking" y se podrá leer
"Expedición a las
Nacientes del Amazonas" y "Por la cordillera
de Chile a Argentina"
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