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Mauricio
B. Bianchi |
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Es
normal que el fin de un año implique la realización de un
balance. Ello se debe, básicamente a que asociamos el calendario
al cierre de una etapa. En esas ocasiones y en las de nuestros
cumpleaños solemos mirar hacia atrás para evaluar y hacia
adelante para proyectar. Es bueno hacer estos exámenes de nuestra
situación, nuestros hechos y nuestras perspectivas.
No
creo que como una actitud de pesimismo, sino más bien como una de
realismo, desde hace varios años mi padre suele decir en los
festejos del 31 de diciembre: "brindemos por el año que
se va porque lamentablemente el próximo será peor".
Debo decir que, lamentablemente, no se ha venido equivocando. Su
referencia es a la "situación general" (no a la
personal) y creo que a nadie escapa (salvo casos puntuales) que
"a la mayoría" no le ha ido mejor con el correr de
estos años.
Sin
embargo me parece que, como pocas veces uno piensa "¿podrá
ser peor el año próximo?". Es que este 2001 que se esta
yendo ha sido verdaderamente malo y el fin de año... ¡ni
hablar!.
¿Puede
ser peor el 2002 que este primer año del nuevo siglo que dejamos
atrás?. Pues uno ansía que no y, tan malo ha sido este 2001 que
no nos queda otra que abrigar esperanzas para que el 2002 sea
mejor, sea benigno.
Pero
hay algo que no podemos olvidar... este 2002 será, en gran
medida, conforme a como lo llevemos nosotros... todos... en
conjunto... en comunidad.
Olvidarnos
que las "decisiones individuales" conforman la
"decisión general" es un error muy frecuente. A partir
de como actuemos en lo personal cada uno iremos conformando el
accionar de nuestra sociedad y eso se refleja en innumerables
ocasiones, desde los resultados de las elecciones hasta los
resultados económicos pasando, por supuesto, por la realidad
social.
A
esta altura no podemos dejar de recordar que "hay capacidad
de movilización y reclamo" en nuestra sociedad. Aunque
también hay que entender que esa "movilización y
reclamo" puede estar correctamente dirigido o inducir a
errores o delitos. No es cierto que las mayorías no se
equivoquen, el hombre-masa no es igual a la suma de sus
inteligencias, al contrario, en general el hombre
"masificado" se deshinibe, comete delitos que no
cometería individualmente y hasta se puede idiotizar.
Seamos
participativos, activos, reclamemos, pero... no nos masifi-quemos
de tal forma que perdamos nuestra inteligencia individual, de tal
forma que terminemos haciendo las cosas que, violando las normas
sociales y legales, no haríamos en forma individual.
Manteniendo
estas premisas alentemos algunas esperanzas y digamos... por
fin... ¡2002!.
Mauricio
Bernardo Bianchi
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